domingo, 11 de enero de 2009

Y también encontremos motivación en nosotros mismos


¿Está usted conforme con el lugar y con el entorno social que le tocó vivir?…

Creo que sería relativamente fácil de adivinar la respuesta que cada cual daría a esta pregunta, analizando los datos individuales de quien responde…

Si se trata de una persona pobre o indigente, que ha sufrido, que ha tenido dificultades laborales y/o sentimentales, y que ha debido luchar mucho obteniendo así resultados poco satisfactorios o aún mezquinos, lo más probable es que responda con un categórico “No”…

Si por el contrario se trata de una persona de clase media o de clase media alta, que ha tenido posibilidades de estudiar, que ha logrado obtener un buen ingreso a nivel personal, y que además en lo familiar y en lo sentimental no le ha ido del todo mal, indudablemente la respuesta en este caso generalmente será “Sí”…

Y si se trata tal vez de una persona de edad madura, que ha viajado, que ha conocido mundo, y que directa o indirectamente ha podido apreciar las situaciones extremas a las que se obliga a vivir a un numeroso contingente de personas, en este caso las respuestas más probables serán o bien “No” o bien “Ni”…

Y claro, lo que hay que entender es que nuestra estructura económica actual es el capitalismo individualista, el capitalismo egoísta, el capitalismo poco solidario y poco racional, en donde cada cual vela por sus propios intereses, en donde cada cual se las arregla y rebusca como puede, en donde cada cual busca su propia satisfacción sin importarle demasiado las consecuencias negativas que con su accionar pueda generar, y con lo que tal vez afecta así dañinamente al entorno natural o a terceras personas, y con lo que tal vez afecta así desfavorablemente a quien podríamos llamar prójimo próximo o próximo prójimo, y con lo cual tal vez afecta así a los que vendrán, a los aún no nacidos, a las futuras generaciones, en síntesis, a la humanidad toda…

Hay una frase por ahí que muy sabiamente expresa: “Un pesimista es un optimista con experiencia”… Por lo general los niños crecen en un entorno protegido y en muchos casos logran ser felices, pero luego los enormes e increíbles contrasentidos de nuestra época, las cosas absurdas, los sufrimientos increíbles que afectan por momentos a algunas personas, poco a poco nos van obligando a entrar en la cruel realidad, y aún cuando pudiéramos estar observando todos esos escenarios desde una burbuja protectora, y aún cuando pudiéramos estar vestidos con una escafandra defensora, nuestra conciencia muchas veces nos lleva a pensar que debemos de cambiar y que algo debemos hacer, y pronto, y muy prontito…

Y frente a este panorama y a nivel individual: ¿Qué hacer?; ¿Qué estrategia desplegar?; ¿Qué valores defender?…

¿Podemos y debemos nadar contracorriente?… ¿Razonablemente puede una sola voluntad hacer un análisis retrospectivo, y luego y desde lo individual puede plantearse una estrategia que en alguna medida incida a nivel general, y que en alguna medida pueda decirse en algún momento que ese fue un elemento desestabilizante y transformador, que esa fue una conducta positiva, movilizadora, innovadora?… ¿Será que a nivel individual nada o muy poco podemos hacer, y que lo factible tal vez sería asociarse en pos de llevar adelante un proyecto, en pos de enarbolar una bandera?…

Lo que podríamos llamar “Estrategia de la Madre Teresa” por cierto es algo muy noble y muy altruista, pero la Madre Teresa hizo todo lo que pudo y batalló durante casi toda su vida, y al final nos legó un mundo que más o menos sigue siendo el mismo que antes…

No, no, y no… En lo personal también me siento afectado e impactado por ciertas sinrazones y contrasentidos de nuestra actual realidad social, pero deseo responder a este estado de cosas no con el corazón sino con el cerebro, no con los sentimientos sino con la razón…

Soy ingeniero de profesión y la universidad me ha enseñado a hacer un análisis desapasionado y cerebral de los problemas que se me plantean, para así poder ser eficiente, para así lograr construir algo duradero y significativo, y entonces, y por tanto, no estoy en disposición de improvisar un refugio sino que lo que deseo es construir un muy adecuado edificio social…

A riesgo de ser insistente, a riesgo de salir siempre diciendo más o menos lo mismo, mi respuesta o mi solución no puede ser otra que señalar que indudablemente necesitamos un nuevo marco social, una nueva mecánica socioeconómica, una nueva ingeniería sociofinanciera, porque la que hoy día utilizamos no sirve…

¿Pero Dios mío, es que siempre vamos a ir a los tumbos?…

¿Cómo es que se me diga que debo ser un buen contribuyente, que debo pagar en tiempo y fecha todos mis compromisos fiscales, que debo velar porque ningún error o que ninguna picardía se deslice en mis declaraciones juradas?… ¿Y eso se me pide, cuando a poco que salgo de mi domicilio veo a mi vecino en una actitud fiscal sospechosa, y al comerciante de la esquina que atiende con una sonrisa y que distrae para que el cliente no se dé cuenta que no da factura y que tampoco hace ningún registro de información en la caja registradora?… ¿Y eso se me pide, que sea santito en medio de diablitos?...

Días pasados acompañé a un amigo empresario a una breve entrevista con su contador, y escuché que dicho profesional universitario decía que estaba bien, que dado que la actividad de mi amigo tenía ingresos irregulares, y ya que tenía a un colega en su mismo ramo de actividad y con el mismo problema, lo más conveniente para ambos era facturarse trabajos inventados uno a otro en momentos oportunos, para así poder recuperar un mayor porcentaje del IVA compras; está bien le dijo el contador a mi amigo, haga eso, pero nunca exagere, y trate de siempre pagar algo al Fisco, aunque sea poco, pues así despertará menos sospechas… ¿Pero qué se pretende de mí, que no haga diabluras cuando a ojos vista otros las hacen, y/o que sea un inspector de rentas trabajando a destajo y sin salario?… No, no, y no, y mil veces no… La solución está en que los contribuyentes no se preocupen directamente ni por calcular sus impuestos, ni por pagarlos, ni siquiera por proporcionar información especial al Fisco en forma exclusiva para el pago de impuestos, en forma exclusiva para el control fiscal… Necesitamos una nueva ingeniería fiscal de forma que todo sea automático, de forma que el cálculo del impuesto se derive de la propia y obligatoria información económico-financiera, y para que ello sea posible (a) necesitamos monedas telemáticas, necesitamos dinero telemático y escritural, necesitamos pensar que el proyecto social de Agustí Chalaux de Subirà es factible a menos de los ajustes y agregados que sin duda será necesario introducir, y también (b) necesitamos escuchar los videos confeccionados por el Centro de Estudios Joan Bardina, y necesitamos bien meditar sobre dichas piezas audiovisuales con mucha profundidad y con mucha sagacidad…

La estructura social que deseo, debe tener características y ventajas tales que no existan contribuyentes evasores aún a pesar de que algunos pícaros quieran evadir, y que tampoco existan narcotraficantes a pesar de que algunos inescrupulosos deseen dedicarse a ese negocio, y que tampoco existan reducidores de objetos robados a pesar de existir personas interesadas en desarrollar esta actividad… Esto es lo que deseo… Esto es lo que pretendo… Ciertamente esto es lo que necesita la humanidad… Y este paraíso perdido creo que podremos encontrarlo cuando abandonemos el dinero anónimo y desinformativo, sustituyéndolo por dinero escritural y telemático, sustituyéndolo por dinero informativo y nominativo…

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