domingo, 25 de enero de 2009

El futuro también se modela, el futuro también se planifica


Cierto, las inquietudes prospectivas de vez en cuando ocupan espacios en los periódicos, y en la radio, y aún en la televisión, pero más bien como algo accesorio, o como formando parte del anecdotario de lo insólito y de lo curioso… Cierto, esporádicamente se emite algún programa sobre los ovnis, sobre los objeto voladores no identificados, o sobre temáticas relativas a la ciencia ficción, o sobre el conjunto de las visiones cosmológicas y noológicas, terminándose a veces dicho programa con un debate en relación al futuro del país y/o al propio futuro social de la humanidad…

Hoy día el tema del futuro no está totalmente ausente de los medios masivos de comunicación social, pero con toda certeza por esta vía no se trata la futurología social y la prospectiva social ni con excesiva seriedad ni con la adecuada profundidad o extensión…

El futuro de los hijos y de los nietos era una preocupación constante y permanente de muchísimas personas, pero eso pasaba en épocas pasadas, en épocas que ya quedaron atrás… Entonces se pensaba en los sacrificios vividos, se evaluaba lo obtenido, la tierra que se había logrado adquirir o que se había recibido de los ancestros, la casa que se había logrado construir, se miraba a los niños, y si eran muchos, a algunos desde pequeños ya se los preparaba para la emigración, evaluando correctamente que todos ellos no podrían subsistir si todos intentaban quedarse en el lar familiar…

En otras épocas mucho se pensaba en los hijos y aún en los nietos y bisnietos, y a veces la sana preocupación terminaba en obsesión, y se intentaba imponer a esos descendientes el ejercicio de una profesión o la dedicación a una ocupación, sin tener para nada en cuenta la vocación o la inclinación del propio interesado…

En otras épocas los padres también intentaban arreglar el casamiento de sus hijos, y eso por cierto estaba mal pues no se tenían en cuenta los sentimientos de los contrayentes, pero esta veta de interés tenía por raíz una justificada preocupación por el futuro y por las nuevas generaciones… Se pensaba en el bien de la familia… También se pensaba en lo que supuestamente era mejor para el reino, y se especulaba con las alianzas… O se pensaba en la fábrica que con tanto sacrificio se había logrado edificar, y como el heredero de todo eso era una mujer, y evaluando que una mujer no sería capaz de llevar adelante ese emprendimiento porque el trabajo era rudo y porque había que dar órdenes a obreros muy toscos y a veces hasta violentos, se quería que la nena se casara con alguien que tuviera dotes como para llevar adelante ese negocio…

En ese entonces se cometían equivocaciones y arbitrariedades, pero los motivos profundos que animaban esas preocupaciones por lo general eran sanos y respetables… Se pensaba en el futuro posible y deseable… Se pensaba en los descendientes… Se pensaba en las siguientes generaciones… Se pensaba en el planeta, en los entornos naturales, y en los entornos ciudadanos y fabriles, que algún día se iban a legar a quienes aún no habían nacido, a quienes aún no tenían nombre… Se pensaba en el propio país, y se soñaba con los paisajes y con las estructuras y con los adelantos que en cincuenta o en cien años tal vez podrían llegar a ser realidad…

Hoy día las cosas por lo general son distintas… Hoy día en promedio el egoísmo y el corto plazo están mucho más presentes que antaño… Hoy día se vive mucho más el día a día… Hoy día la gente planifica poco hasta en relación a su propia vida, hasta en cuanto a su propia existencia, y si alguien pregunta al respecto se le suele mirar con cierto estupor, se piensa unos instantes, se hace un movimiento de hombros, y alegremente se contesta: Dios proveerá… Hoy día se piensa poco en los espacios que vamos a legar a las próximas generaciones, o en todo caso se considera esta preocupación en el discurso, de la boca hacia fuera, pero ello con frecuencia no se refleja realmente en el propio accionar… El planeta se deteriora en forma notoria, y a nivel político no hay acuerdo sobre las medidas a tomar (por egoísmo, por intereses particulares de corto plazo), y a nivel educativo hay al menos fracaso parcial, pues muchísimas personas siguen cometiendo nefastas mini-agresiones contra el medio ambiente, produciendo así efectos que sumados representan desequilibrios que la naturaleza no logra neutralizar…

Cierto, hace ya varias décadas surgió con fuerza una estructurada preocupación por el futuro en torno a lo que se llamó Club de Roma, pero esta interesante y simpática iniciativa como que perdió energía con el paso de los años…

Hoy día son pocas las naciones que hacen un serio y realista intento por definir una política de consenso a largo plazo sobre el desarrollo del propio país y sobre la inserción del mismo en el mundo… Y los proyectos de país de hecho suelen estar poco presentes en los debates parlamentarios y en la orquestación de las campañas políticas, y si se abordan estas temáticas más bien es para adornar los discursos y las posturas públicas…

Pareciera como que no existe una sana preocupación por el futuro, y a lo sumo se alude a esta cuestión como algo accesorio o curioso, o en la medida que ello pueda engalanar un alegato o una plataforma electoral…

¿Qué hacer en lo personal frente a este panorama general?… ¿Qué hacer desde lo individual, si prácticamente se está solo frente al mundo?…

No queda otra que insistir, e insistir, e insistir una vez más… No queda otra que advertir y difundir, lo que unas pocas personas piensan al respecto… No queda otra que al menos plantear problemáticas y formular enérgicas protestas… No queda otra que levantar la bandera y seguir adelante, aunque sea en soledad, o aunque sea apoyado solamente por un pequeño grupito de incondicionales seguidores… Y dicho con todo respecto, si en este sentido es necesario emular a Jesús, y marcar camino seguido solamente por una docena de incondicionales, pues hagámoslo…

Y como ejemplo, y como semilla, y como para empezar el juego y para darle dinamismo, lo que puede hacerse es estructurar y dar luego difusión a la propia visión sobre el futuro social, y sobre lo que vendrá, y sobre la posible construcción de una idealización de país y de estructura social…

Porque el futuro no es algo que ya está establecido y que conviene descubrir y adivinar, porque el futuro no está enteramente determinado y condicionado por la evolución histórica y por las decisiones tomadas en otras épocas, sino que el futuro también se construye a través de las iniciativas individuales y colectivas que se toman en el presente, sino que el futuro también se lo puede modelar a través de las acciones y de los proyectos que se desarrollan y que se gestan en el día a día…

¿Y cual es mi propia y personal visión de futuro?… Bueno, la visión que tengo de una estructura social posible y deseable, se enmarca en lo que podríamos llamar sociedad telemática, en donde la base tecnológica ya adquirida sea utilizada no en forma periférica sino en su versión madura e integral… Esa sociedad telemática debería estar organizada a través de una economía telemática, a través de una economía dineraria con base telemática, y sustentada en cuanto a las transacciones en el dinero telemático, o sea en el dinero nominativo e informativo, sin sustento material específico, y manejado exclusivamente a través de una extensa red digital de alcance mundial…

Esta visión del futuro posible y deseable, esta visión de una estructura social telemática perfectamente posible de implantar luego de un conveniente y tal vez prolongado período de transición, es el que personalmente he intentado delinear en el presente espacio documentario, así como en los espacios web de la serie Digimundo…

Por cierto no pretendo imponer esta particular visión a los demás… Por cierto no me creo poseedor de la única verdad… Mi objetivo primordial, es que el tema del futuro social sea debatido en serio y en profundidad por todos, y para ello, y como insumo para alimentar los primeros debates y los iniciales intercambios de ideas, es que expongo mi propio anteproyecto social o plan social, es que planteo mi propio proyecto social telemático factible y deseable…

Dios quiera que este ejemplo cunda… Dios quiera que este tipo de propuestas se multiplique con diferentes enfoques y bajo diferentes formas… Dios quiera que al menos algunos filósofos y algunos politólogos y algunos políticos también conciban y expongan sus propios y particulares proyectos sociales sobre un futuro posible y deseable, sobre un futuro más humano y más equitativo…

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